Ambientalista advierten que el problema crece debido a los exceso de las grandes empresas a través de su comercialización.
El excesivo consumismo y la facilidad para generar desechos ha provocado un “ola” de contaminación en la zona maya; además, la poca cultura en su manejo, agrava más el problema, aseguró, José Fernando Ureña Argáez, asesor ambiental en el municipio.
Destacó que hay muchos factores que ponen en foco rojo a la zona maya, donde cada vez las grandes empresas a través de su comercialización, propician indirectamente la contaminación, pues cada que los consumidores adquieren un producto, su envoltorio, el recipiente que los conserva, entre otras, después de usarlas, se convierten en basura.
Debido a la poca cultura en el manejo de la basura, la falta de reciclaje y uso como segunda mano, además de no contar con áreas destinadas para su procesamiento, los desecho inorgánicos tardan miles de años en degradarse, dijo.
Auguró que de seguir su marcha el consumismo, en unos años la gente vivirá entre la basura.
Comentó que todo eso ha propiciado la creación de basureros a cielo abierto, tanto en las 88 comunidades del municipio y la cabecera municipal, además de la quema de contaminantes como plásticos, llantas, polietileno, cauchos, entre otras, que dañan la capa de ozono.
Darío Gutiérrez, activista ambientalista en el municipio, destacó que se requiere de políticas públicas más certeras para la atención en el problema de la basura, aplicar un plan integral del manejo de desechos, apostarle a la concienciación del reciclaje y separación de basura, entre otros.
“El gobierno debe trabajar más en acciones, estrategias para evitarlos, pero mientras se digna en darle atención, nosotros como seres humanos, podemos hacer muchas cosas que nos ayuden a disminuir el impacto, primeramente, reciclar, separar nuestra basura, reusar, entre otras acciones básicas”, comentó.
Según datos estadísticos actuales de la Dirección de Servicios Públicos municipales, en 2015 se produjo un total de 27 mil 90 toneladas de basura, y hasta el 2020 fueron 31 mil 25 toneladas, es decir, tres mil 935 de diferencia, entre los que destacan plásticos, bolsas y llantas.