Comenzar el día con el despertador sonando y fastidiando sueños idílicos e una rutina común para muchos, pero lo que sucede al presionar el botón de repetición parecía un misterio, hasta ahora.
Investigadores de la Universidad de Notre Dame se han adentrado en este hábito, encontrando que casi el 60% de las personas lo hacen regularmente. Su estudio resalta la necesidad de comprender mejor los efectos de esta práctica en nuestro ciclo de sueño y bienestar general, especialmente cuando la siesta y el uso de despertadores han sido poco estudiados en el pasado. Stephen Mattingly, autor principal del estudio, subraya la importancia de estos hallazgos, destacando la falta de datos sólidos sobre cómo afectan nuestra salud física y mental.
La investigación se enfoca en las diferencias de comportamiento de sueño entre géneros, encontrando que las mujeres tienen un 50% más de probabilidad de usar la repetición de alarma que los hombres. Además, se observaron diferencias significativas en términos de actividad física y calidad de sueño entre quienes usan la repetición de alarma y quienes no. Estos hallazgos sugieren que los efectos de presionar el botón de repetición podrían ser más profundos de lo que se pensaba, afectando no solo la duración del sueño, sino también la salud y el comportamiento diario.
Además, el estudio reveló que los noctámbulos son más propensos a presionar el botón de repetición, lo que a menudo resulta en un mayor cansancio durante el día. Este patrón destaca la desventaja que enfrentan en un mundo estructurado alrededor del horario laboral de 9 a 5. La investigación sugiere que el uso del botón de repetición es más un síntoma de problemas subyacentes de sueño y ritmos circadianos inadecuados que una causa directa de mala salud. El objetivo, según los investigadores, debe ser fomentar un horario de sueño saludable que permita a las personas despertarse naturalmente, sin depender de alarmas.